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domingo, 5 de mayo de 2013

Pascua 2013.

Christ est ressuscité !En vérité Il est ressuscité.
Christ is risen! Truly He is Risen.
...

Queridos amigos y amigas de la Comunidad Ortodoxa de Cuernavaca.
Es para mí un placer compartir con ustedes estas imágenes de las celebraciones de Pascua, y también anunciarles lo siguiente.

A título personal, les informo:

1. El comienzo de un Ministerio que llevará por nombre: "Espiritualidad es Salud" (Eco-Cristianismo).
Ustedes pueden conocer al equipo de trabajo:


2. El reinicio de nuestro ministerio permanente "La Lista de Oración" (la cual perdió continuidad en febrero pasado cuando fui intervenido quirúrgicamente).


Comenzándola pidiendo por la salud de la señora Rebeca Carrillo Valdez, quien será sometida a cirugía el próximo día 17 de Mayo.

También quiero pedirles sus plegarias por la seguridad y la paz en Comunidad de Tlaltizapán de Zapata, Morelos. A petición del Porfr. Ángel Díaz Vazquez, líder natural en la cabecera municipal, y por quien tambien pedimos su oración especial.

Jesucristo en Medio de Nosotros,
¡Porque en Verdad, ha resucitado!

Bendiciones,

Lucios+








viernes, 22 de marzo de 2013

Jesucristo en Medio de Nosotros.

Dios está en medio de nosotros.
(Escrito por Carlos Ayala Ramírez, tomado de Teología Libre)

 La conmemoración del trigésimo tercer aniversario del martirio de monseñor Óscar Romero tiene como lema e idea fuerza “Dios está en medio de nosotros”. La frase está tomada de su homilía del 16 de diciembre de 1979, en un contexto socio-político donde las mayorías pobres de El Salvador eran oprimidas y reprimidas cotidianamente. Desde ese dramático entorno, monseñor sostuvo que “ningún cristiano debe sentirse solo en su caminar, ninguna familia debe sentirse desamparada, ningún pueblo debe ser pesimista, aun en medio de las crisis que parecen insolubles… Dios está presente, no duerme, está activo, observa, ayuda, y a su tiempo actúa oportunamente”.

 Esta convicción de monseñor Romero tiene como fundamento bíblico la experiencia de fe del pueblo israelita. En lo que podríamos llamar su credo histórico, se lee: “Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron dura servidumbre. Clamamos entonces a Yahvé, Dios de nuestros padres, y Yahvé escuchó nuestra voz; vio nuestra miseria, nuestras penalidades y nuestra opresión, y Yahvé nos sacó de Egipto” (Dt 26, 5 – 9). Según este relato, el Dios de Israel es al que el ser humano invoca cuando se ve perdido y abatido, y este Dios oye su lamento y viene a ayudarlo. Es el Dios de personas, no de cosas, que actúa por amor compasivo hacia los que llama “su pueblo”. Conoce bien los sufrimientos de los suyos, oye sus clamores y no permanece indiferente, porque el sufrimiento de los desvalidos conmueve su corazón. Se trata, por tanto, de un Dios cercano y solidario.

 Por otra parte, la misma autodefinición de Dios en el Antiguo Testamento, “Yo soy el que soy”, es decir, un Dios presente y actuante, pone de manifiesto una relación activa de Dios con las personas, los pueblos y la historia. En consecuencia, Dios se define en relación a los seres humanos, revelando sus intenciones y el designio que tiene sobre ellos. Monseñor Romero vinculó este modo de ser de Dios a la propia historia salvadoreña y a su experiencia de fe. Buscó discernir cómo está presente Dios en medio de nosotros. Algunas de sus respuestas vitales fueron las siguientes.

 Dios está en el que sufre. Para monseñor Romero, hay un criterio para saber si Dios está cerca o lejos de nosotros: “Todo aquel que se preocupa del hambriento, del desnudo, del pobre, del desaparecido, del torturado, del prisionero, de toda esa carne que sufre, tiene cerca a Dios”. Monseñor nos desafía a contemplar los rostros de quienes sufren, y a mantener muy ligadas la cercanía a Dios y la cercanía al pobre. En el Documento de Aparecida se responde en cierto modo a ese desafío cuando se habla de la necesidad de volver nuestra mirada hacia los pobres, desempleados, migrantes, desplazados, campesinos sin tierra, personas que sobreviven en la economía informal. Hacia las mujeres que son excluidas por razón de su sexo, raza o situación socioeconómica. Hacia muchos jóvenes que reciben una educación de baja calidad y que no tienen oportunidades de progresar en sus estudios ni entrar en el mercado de trabajo. Esa cercanía es condición básica para desarrollar una lucha por la justicia, la solidaridad y el respeto a los derechos humanos.

 Dios está en la liberación cósmica. Para monseñor Romero, a nivel ecológico, la nota dominante del mundo actual es el descuido, la inequidad y el derroche de los recursos. En principio, uno podría pensar que el tema es ajeno a él, porque en su contexto de represión y opresión muy poco se hablaba de la problemática ecológica. Los desafíos medioambientales no estaban en la agenda predominante de la política, la religión o los medios de comunicación social, al menos en el país. El mayor drama se concentraba en la vida humana amenazada por la pobreza y por la violencia represiva o reactiva. En ese contexto, monseñor Romero sostenía que “nada le importaba tanto como la vida humana” (16 de marzo de 1980); y más concretamente, la vida del pobre: “La mayor gloria de Dios es que el pobre viva”. Pero en ese mismo espíritu de preocupación por la vida, mostró también especial interés por lo que llamó “el gran problema ecológico”, que se pone de manifiesto en el “empobrecimiento y muerte de nuestra naturaleza”, y que le exige al ser humano respeto y protección de esta (11 de marzo de 1979).

 El enfoque teológico pastoral que hace monseñor Romero plantea, desde el concepto bíblico de la Alianza, que la Iglesia busca no solo salvar al ser humano de un peligro, de un estado de sufrimiento, de una injusticia, sino también ponerlo en un nuevo tipo de relación -de cordialidad y hospitalidad- con Dios, consigo mismo, con los otros y con la naturaleza. En una de sus homilías habló en los siguientes términos: “La liberación que la Iglesia espera es una liberación cósmica. La Iglesia siente que es toda la naturaleza la que está gimiendo bajo el peso del pecado. ¡Qué hermosos cafetales, qué bellos cañales, qué lindas algodoneras, qué fincas, qué tierras las que Dios nos ha dado! ¡Qué naturaleza más bella! Pero cuando la vemos gemir bajo la opresión, bajo la iniquidad, bajo la injusticia, bajo el atropello, entonces duele a la Iglesia y espera una liberación”. Monseñor Romero, entonces, no desligó el problema ecológico del problema de la injusticia social. Desde su perspectiva, el cuidado de los pobres y el cuidado de la tierra forman parte del modo de ser de Dios; modo que también hemos de imitar los seres humanos.

 Dios está donde hay esperanza. La esperanza cristiana es promesa, quehacer y espera. Así la entendió monseñor Romero. Promesa, en tanto que “el pueblo cristiano camina animado por una esperanza hacia el Reino de Dios”. Quehacer, porque “la esperanza despierta el anhelo de colaborar con Dios, con la seguridad de que si yo pongo de mi parte, Dios hará la suya y salvaremos al país”. Y espera, pues “las horas de Dios también hay que observarlas, hay que esperar cuando pasa el Señor para colaborar con él”. Por tanto, para monseñor, el contenido de la esperanza está vinculado a condiciones bien concretas que hay que alcanzar: la vida digna para las mayorías, el respeto de los derechos humanos y el cuidado responsable de la naturaleza.

 En suma, el martirio y legado de monseñor Romero se constituyen en voz que descubre la presencia de Dios en medio de nosotros, siendo principio de esperanza, de interpelación, y estímulo para la liberación de lo que nos deshumaniza. Presencia que es garantía de una “tierra nueva”, donde reine la justicia, el amor, y se encuentre la alegría negada por los poderosos que se esfuerzan en eternizar el orden egocéntrico y excluyente.

 Carlos Ayala Ramírez.

lunes, 28 de enero de 2013

Jesucristo en Medio de Nosotros, Ayer, Hoy y Siempre.

No cabe duda que las difíciles pruebas nos ayudan al desarrollo interior.

Esto claro si somos lo suficientemente capaces de discernir qué es lo que viene para el desarrollo personal y lo que no.

Pese a que nos soy católico romano, he de confesar que desde hace algún tiempo he simpatizado con algunos de los escritos espirituales de Fray Luis de León y de Santa Teresa de Ávila.

Aunque honestamente discrepo enormemente con la teología de aquella época, y que no es nada sorprendente que resulte ser el "marco teórico" por llamarlo de alguna manera, la que le da sustentos conceptuales a esta serie de escritos.

_ Como mesoamericano que soy. Difícilmente podré comprender el sistema teológico cristiano que nos impusieron los españoles. Cosa curiosa que resalte de esto, es que se trata del mismo sustento teológico el de la conquista, que el de los escritos de estos dos místicos.

_ Desde niño, nunca me gustó ingresar a los templos atiborrados de imágenes terroríficas, de mujeres dolientes y cristos ensangrentados. Para se muy honestos, siempre he aborrecido esta teología del "miércoles de cenizas  tan cargada de culpas y de dolores. Ese definitivamente no un cristianismo para mí. Y para nada será el tipo de pensamiento cristiano que estoy dispuesto a promover. Si aún no queda claro a qué me refiero, puede usted dar cuenta de esto en la perspectiva sádica de la película "La Pasión" de Mel Gibson. La cual da un excelente reflejo de lo que trato de explicar, y que resulta ser la teología con la que fue cristianizada Mesoamérica, y que es la base de la predica de los grupos evangélicos ultraconservadores que tan de moda están en los EE. UU.

Para no variarle, creo que ya me estoy saliendo de tema...

"Es usted un sacerdote viejo en el cuerpo de un niño", me dijo una vez muy cariñosamente Monseñor Ken Maley. Y mucho tenía de cierto, porque como persona mayor, muy fácilmente pierdo el hilo de la conversación.


_ El tema que quiero tratar hoy, es sobre el modelo de crecimiento espiritual que ha llegado a mí en estos días.

_ Alejándome de la teología "de la cruz". Pero sin caer tampoco en los excesos de la "teología buenista" muy de moda entre la corriente neopentecostalista de la "teología de la prosperidad" y esa chatarra pseudometafísica de "The Secret", quisiera detenerme un momento ara compartir con ustedes una historia de desarrollo personal, que me ha ayudado a asimilar para mí, un nuevo modelo de aprendizaje y de crecimiento interior. Es decir, espiritual.

_ Diciembre y enero han sido meses de mucha carga de trabajo para mí. Y también tuve que tomar decisiones muy importantes. Por los estudios seglares de posgrado que estoy realizando en estos momentos, y que distan mucho  del ámbito de estudio de mi formación original, me he visto envuelto en esta estereotípica forma de vida del posmodernismo de "sálvese quien pueda".  Es decir, trabajo, trabajo y más trabajo, porque sino te mueres de hambre. Y que conste que en un país como este, se trata de una frase muy literal.

_ En fin. Resulta que un día recibí un golpe emocional muy duro. Uno de esos eventos para los que uno nuca está preparado. Uno de esos sucesos que te llegan de golpe cuando tú crees que has puesto lo mejor de tu empeño para que las cosas resulten bien. Y lo peor de todo es que fue una embestida para mi Ego, y para mi propio autoconcepto.

_ La reacción normal de quienes no profundizan en los porqués de las cosas, ypero que sí que tienen fe en algo; hubiera sido la lógica respuesta de sufrir o victimisarse un rato. Y aunque esta siempre sea una opción para todos en todo momento, no era una opción para mí. Por lo más que lo adolorido y sufriente de mi interior hubiese coqueteado con la idea. Ya que literalmente me di cuenta de que son tantas mis obligaciones en este momento, que de nada me serviría autocompadecerme un rato; e insisto, por más adolorido que estuviera mi Ego.

_ En mis afanes por llegar a ser terapeuta algún día, dedico gran parte de mi escaso tiempo libre a leer sobre los recursos terapéuticos de "moda". Y no hace mucho me leí un libro de un psiquiatra norteamericano llamado Phill Stutz, en el cual habla de los "Recursos de Fuerzas Superiores". Lo cual me ayudó a renovar mis perspectivas sobre lo que me estaba sucediendo.

_ Para ser honestos, no resulta ser nada novedoso. Desde una perspectiva simplista se trata de la adopción del modelo de Solución de Conflictos Basados en Soluciones (disculpen el pleonasmo, pero no imaginé una mejor forma de traducir esta frase al español) adaptado a una especia de "espiritualidad evolutiva".

_ Desde finales de año, sentía una fuerte necesidad de reestablecer mi conexión espiritual, porque me sentía abrumado de que dada mi carga de trabajo, ya ni siquiera tenía el tiempo suficiente para orar y estar en presencia de la Divinidad y reencontrarme con mi Yo Divino. Y esto la verdad me dolía mucho, pero no hacía gran cosa por cambiarlo. Hasta el momento en que mi orgullo recibió una bofetada por parte de quien menos lo esperaba, y justo en el momento en el que deseaba exactamente todo lo contrario para mí y para mis relaciones personales.

_ "A mi manera" dice el Señor. Y en "la plenitud de los tiempos" promete Jesús en boca de San Pablo. Así que bajándome del caballo blanco de lo que no sabría decir si era mi ego, mi orgullo, mi autoestima o incluso mi soberbia (autoestima porque me llevaba dudar sobre mi propio valor como ser humano, o soberbia por concebir la idea de que me he sentido tan autosifuciente, al grado de pensar que quizá la espiritualidad ya no fuera importante para mí) tuve la oportunidad de dejar fluir mis sentimientos y exteriorizarlos. De sacarlos fuera de mí de manera brusca y violenta hasta llegar al punto de exhaución, de sentirme vulnerable y reconocer que necesito de mi relación con la Divinidad, para poder vivir. Pero de también de sentirme tan aliviado de lo que me abrumaba y encontrar ese momento de paz trascendental al cual muy difícilmente se logra llegar.

_ En fin. De un problema personal es posible redefinir nuestro propio valor, nuestro potencial interno. De reconocer nuestra parte Divina que mora en cada uno de nosotros, y que es de donde provienen nuestras fuerzas para levantarnos, sacudirnos el polvo y seguir caminando.

Después de estos duros días de inestabilidad emocional, de dolor, ira y tristeza, hoy puedo decir con toda la gratitud hacia el Universo y hacia mi Dios...

Jesucristo está dentro de mí. Lo ha estado ayer, lo está hoy, y lo estará por siempre...

Reciban un abrazo fraternal y un beso santo.


Rvdo. Daniel Fragoso.