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lunes, 4 de octubre de 2010

Lista de Oración.

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Queridos amigos y amigas.

Unos amigos han acudido a nosotros para que oremos por un pequeño, recien nacido, de nombre

DIEGO RAMOS FLORES.

El cual se encuentra muy delicado de salud.

Es por eso que nostros acudimos también a ustedes para que se nos unan en oración para que con fe podamos hacer el milagro. Recoerdando la promesa de Jesús de que si nos ponemos de acuerdo en oración, Él nos consederá lo que le pidamos.


"Señor, te damos gracias por la recuperación de la plena salud de nuestro pequeño amigo Diego Ramos Flores, por la Gracia del Espíritu, en armonía con la creación entera y a nombre de Jesucristo. Amén"


En el Espíritu, Consolador.


Daniel+,
Comunidad Apostólica de San Juan,
Cuernavaca, Morelos.
Rvdo.Daniel.Fragoso@gmail.com

Sufismo y el Cristianismo Místico.

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Querido amigo,tu corazón es un espejo pulido. Debes limpiarlo de la capa de polvo que se ha acumulado sobre de él, porque su destino es reflejar la luz de los secretos divinos.

_ Al-Ghazzali.




Desde hace algún tiempo, había querido escribirles algo sobre las similitudes existentes entre el cristianismo místico y el sufismo.

El Sufismo, junto con el Cristianismo Místico, la Kahbalah, el Tantra y la Meditación Trascendental, son las escuelas de espiritualidad por las que guardo un profundo respeto, admiración y cariño, porque de ellas he podido aprender y tomar parte de sus tradiciones para tener una experiencia más enriquecedora de la Divinidad.

_ Sin embargo, creo que el sufismo y el cristianismo místico son las dos tradiciones que guardan una mayor similitud en cuanto a sus simbolismos, fines y prácticas. E incluso podríamos suponer que muy probablemente provienen de algún antecedente histórico común.

_ La finalidad del practicante del sufismo (sufí o derviche) consiste en alcanzar un estado de gnosis llamado marifa en el cual se llega a la comprensión y certeza absoluta de que Todo es Dios. El individuo se da cuenta de que nadie ni nada puede estar alejado de Dios. Nosotros, en la Iglesia Apostólica hemos venido afirmando esta verdad, a la que yo llamo la Teología de la Unidad y que es sobre la cual, particularmente, he venido desarrollando mi prédica y ministerio, y a causa de la cual también, muchas denominaciones cristianas no se han cansado de considerarnos “herejes”.

_ La teología de la unidad nos dice que Dios es una Verdad tan grande, tan abrumadora, tan absoluta, tan magnánima, que absolutamente nada en la creación puede escapar de ella. Comprender esto consiste en la última etapa del desarrollo espiritual del derviche/sufí.

_ En importancia, yo pondría a la teología de la unidad sólo por debajo de la teología de la Deificación, que es la teología fundamental de nuestra Iglesia, predicada por primera vez por nuestro querido apóstol y maestro espiritual. La Teología de la Deificación se basa en la revelación principal del Evangelio de Juan, en la que Jesús nos dice que, en esencia, todos nosotros somos Dios (Juan 10:34), y la cuál es la única verdad que se necesita creer para poder ser parte de nuestra Iglesia.

_ Una de las enseñanzas del sufismo nos dice que en nosotros, en lo más profundo de nuestro ser, se encuentra guardado el Secreto de Secretos, el cual es una Chispa Divina, una parte del Espíritu de Dios, que se halla en nosotros y que forma parte de nuestro propio espíritu. Surge ahora en nosotros la siguiente pregunta: ¿existe sobre la faz de la tierra algún cristiano que crea que el Espíritu Santo no mora en él? Pues claro que no, porque a pesar de todo, esta es una enseñanza que ha permanecido aún en seno el cristianismo “oficial”.

_ Que ironía que en lo profundo y hermoso de la espiritualidad y el misticismo, estas dos escuelas que surgen de dos religiones violentamente enfrentadas desde sus orígenes, se tomen de la mano para enseñar las mismas hermosas y sublimes verdades. Que la creación entera refleja el Rostro de Dios, y que en esencia, en lo más profundo de nuestra consciencia, todos y cada uno de nosotros somos Dios [1].




LA EUCARISTÍA Y LA CEREMONIA DEL RECUERDO.

En el sufismo, existe una práctica devocional que consiste en una ceremonia cuya finalidad consiste en recordar el Secreto de Secretos, recordar a Dios en nuestro interior. Esta práctica devocional se llama la Ceremonia del Recuerdo y consiste en cantos, música, danza, poesía, oración, que pudiera sonarnos a una ceremonia de alabanza, sin embargo, esa ceremonia no está destinada a la veneración de la Divinidad, sino para recordarles a todos y cada uno de los participantes que la Divinidad se encuentra en ellos mismos.

_ Este es otro aspecto que el sufismo tiene en común con nosotros. Nuestras Eucaristías [1] son, en esencia, también Ceremonias de Recuerdo. Porque lejos de tener un sentido sacrificial como en la Iglesia “oficial”, nuestras Eucaristías tienen como finalidad darnos un acercamiento profundo de la Divinidad. Que nuestros cristianos puedan sentir a Jesús o al Espíritu en ellos. El simbolismo externo de la Eucaristía es que Jesús entra a nosotros, tanto en palabra como en Espíritu, para recordarnos lo que somos, y lo que siempre hemos sido: El verdadero y siempre amado Hijo de Dios.

_ En las Iglesias históricas, han llamado Comunión al sacramento de la Eucaristía, y esto me parece un acierto maravilloso, a pesar de que ningún teólogo cristiano se tomó nunca la molestia de explicar por qué se le llama Comunión. La Comunión, etimológicamente quiere decir “común-unión” o es decir “una unión que nos hace comunes” o “una unión que nos hace uno solo”. Pues bien; la Comunión-Eucaristía es un símbolo o una ceremonia que nos recuerda que Somos Uno con la Divinidad, Somos uno con Jesús. “El que es uno conmigo vivirá en mí y yo viviré en él”.

_ Por eso que es tan importante que todos los que participan en nuestras ceremonias, participen también del Servicio de la Eucaristía, sin importarnos en absoluto sus creencias, sino únicamente que es el Amor y el anhelo por la Divinidad la que nos ha reunido, motivándonos a todos por un solo Espíritu. Es por ello que el Vino que es nuestra Divinidad, y el Pan que es el cuerpo de Jesús sea para todos aquellos los invitados, no por nosotros, ni por nuestra Iglesia, sino por Jesús mismo.

_ De ahí que nuestras eucaristías tengan como finalidad, recordarnos nuestra verdadera identidad, que somos Divinos. Que el Espíritu Santo mora en nosotros, y que todos y cada uno de nosotros somos parte del Hijo de Dios. Tan perfectos, tan santos, tan hermosos, como en el mismo momento en que fuimos creados. Porque fuimos creados a la Imagen de Dios.



En Jesús y su Espíritu.

Daniel+,
Comunidad Apostólica de San Juan,
Cuernavaca, Morelos.
Rvdo.Daniel.Fragoso@gmail.com




1. Lastima que las religiones sólo nos enfrenten y dividan y no hayan sido capaces de enseñarnos la nobleza del Verdadero Amor. Ese Amor que nos hace uno con la Divinidad.

2. Jamás llamadas misas por nosotros, ya que esta palabra por su etimología guarda connotaciones de sacrificio devocional, y haciendo memoria de las palabras de la Divinidad por boca profeta Oseas: “No deseo sacrificios sino misericordia”.